Bruno Marcos

13 de Julio Me desvié unos metros antes de entrar en el portal para ver de cerca la escultura que lleva más de un año frente a mi balcón. Han colocado un letrerito en el suelo junto a ella explicando quién es su autor y entrecomillando el título que es “Toro ancestral”. Se trata de unas formas curvas geométricas que vienen a ser un resumen muy escueto de una vaca. Alguien me comentó que el autor no consiguió endosarles el toro ancestral al mercado de ganado cuando este debía ser una vaca ancestral y que, por la similitud de ambos animales en lo relativo a los cuernos, se lo emplumó al entorno de la plaza de toros. La verdad es que el presunto toro carece de todos los atributos de un toro, ya sean estos movilidad, bravura... todo lo contrario a una forma alabeada y geométrica de una mansedumbre abrumadora.
Un día me asomé y allí estaban el antiguo concejal, bailarín en excedencia, y el presunto artista colocando el engendro en un rincón que hasta ese momento había sido de una verdura fresca y cuidada. A los pocos días, de camino al rastro, oí a dos transeúntes preguntarse uno a otro y esto qué cojones es, una escultura, dijo el otro, pues vaya puta mierda.
De lado, es decir, de perfil, el toro ancestral cobra profundidad, combina el acero oxidado con un cemento gris o algo parecido, y en esa superficie gris alguien ha escrito con caligrafía colegial: “tetas, culo, mierda”. Así mismo, con sus comas. Yo me pregunto de dónde saldría un verso así, tan surrealista, con esa métrica, hexasílabo... y ese contenido, esa trinidad..., iniciado con una suerte erótica y culminado con una coprofilia, cuando no una coprofagia...

No hay comentarios: