28 de Diciembre Sigo enredado, no sé cómo, en un proyecto tras otro. Salen de la nada. Cuando uno tiene la certeza absoluta de que nadie se acuerda de uno van y le llaman, le rescatan del fracaso, para mantenerse a flote unas semanas sobre las aguas no ya de su vocación sino de lo que acaba por ser más bien una manía.
Son los trabajos y los días. A veces es mucho trabajo y uno piensa para qué, si lo que buscas no es dinero, si ya tienes la certidumbre absoluta de que te jubilarás en las aulas y que ningún triunfo te salvará de ellas, y lo que es más cierto, que seguramente otro estado será bastante más duro que dar clase.
Y así voy hacia otro año. Casi todo esos trabajos me los habré inventado yo. Son ya un algo inevitable que llena el tiempo, el espacio de mi vacío.
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