Bruno Marcos

15 de Diciembre ¡Cómo se aplasta el tiempo sobre sí mismo! Al releer el diario del año pasado ya en el libro suena a otro que ya no soy yo. Las cosas que me pasaban, preocupaban o divertían… En qué poco tiempo se hace ajena a uno mismo su propia vida. ¿Era yo aquel? ¿En qué sentido puede uno afirmarse ante algo que ya no es él, algo que ya no sería capaz de escribir por falta de pasión o energía?
Estamos abocados a una caducidad informe, a una mutabilidad en la que se derrumba tanto que nos parecía crucial.
En el momento en que te lees como a otro es cuando puedes ver cosas que antes no veías, una mirada de verdad externa, cosas incluso positivas, pero como de otro… ¿puedes apropiarte de ellas?¿no son de otro, del que eras?

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