Bruno Marcos

10 de Diciembre De pronto un día das una clase magistral. Hablas sin parar pero con sentido, con palabras ajustadas y certeras, con ejemplos que les conmueven, sin pararte a pensar que ya no crees en la mayoría de las cosas que defiendes como altas, como dignas de ser transmitidas, y luego te pones a dibujar un ejemplo y ves el dibujo hermoso, suelto, proporcionado y expresivo y llegas a pensar que saber dibujar es algo importante…
El caso es que, seguramente, esa prestancia docente se deba a algo externo, a que algo fuera de ese aula te ha revitalizado.

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