22 de Octubre Han sido tres días horribles. Con la noticia me sentí de pronto muy cansado y la lentitud se apoderó de mis movimientos. Luego, al verla tan bien, se despejaban los nubarrones y me olvidaba del miedo y más tarde tenía mala conciencia de olvidarme y a la vez quería olvidarme de la incertidumbre... Uno no sabe si prepararse para lo peor o no anticiparse y al final acaba haciendo las dos cosas y confundiéndose.
Al fin un buen presagio me hacía estar tranquilo pero luego un día muy cansado, con el viaje y mil y una complicaciones, me hicieron empezar a verlo todo negro y viví unas horas extrañísimas en las que sentí todo el mundo, el planeta, el universo con un vacío enorme, indescriptible, como si no pudiera ni siquiera posar la mirada en él, y empezaba a intentar establecer en mi mente recuerdos nítidos de ella y no podía. Jamás he visto el mundo así como en esas horas cuando ella estaba en un espacio inexplicable, como si mi mente trabajase con una zona desconocida por mí, ingobernable que iba arrasando todas mis certidumbres.
Y sin embargo en el momento en el que una llamada telefónica dijo que todo estaba bien esa herida se cerró a una velocidad imperceptible y todo ese abismo me parece no haberlo contemplado nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario