6 de Septiembre A ver si yo también empiezo a hacer predicciones. Hace unos días , no sé por qué, pensé en que quizás algún día, alguien, un desconocido, me enviase a mí un libro suyo o un manuscrito, como he hecho yo en algunas ocasiones. Y el caso es que hoy aparece en el buzón un precioso libro de poesía de una perfecta desconocida de la otra punta de la península. No sé qué hacer con él. La poetisa, muy escuetamente, me trata de usted y me pide su opinión. Pero no me puedo concentrar en la poesía sino en la pesquisa policial: ¿Quién será? ¿Cómo me ha conocido? Ella, mi mujer, deambula por la casa acusándome jocosamente de tener una amante escondida. Todo con diminutivos despectivos. Lo dice con tal desparpajo que pienso en que tal vez no le importase demasiado, es decir, que me dejase tener una amante, como quién tiene un capricho pasajero, un reloj un poco más caro de la cuenta o un coche nuevo. Me hago esa ilusión pero sé que sólo sería eso, una fantasía.
Concluyo el asunto con lo siguiente: “Mira le voy a contestar esto a esa señora: La poesía bien, excelente, pero comprenda usted que yo soy un hombre casado”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario