Bruno Marcos

8 de Agosto Como se nubló al atardecer salieron a la calle todos los niños, los nietos o biznietos de los muertos que hay en cada casa del pueblo.
La casa que han hecho mis padres donde había unas cuadras tiene un detalle fundamental igual que las otras: Desde la calle, a través de la puerta, se ve la otra puerta abierta que da al patio y la mirada atraviesa esa penumbra de diez o quince metros para encontrar otro espacio iluminado que parece estar extrañamente más cerca por la luz.
Antes de irme hoy veo que está allí, al otro lado, mi madre, sentada e iluminada frente a un fondo vegetal sonriendo mientras conversa con alguien y la encuentro tan bella.

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