Bruno Marcos

11 de Agosto Me puse a escribir parte de un pasaje de la novela y después, revolviendo los manuscritos, encontré dos folios que contaban lo mismo. Los leí y me asombré de lo exactos que eran. Se trataba de unas hojas de muchos meses de antigüedad, quizás años y mi cerebro reescribió aquello tal cual, no letra por letra, pero sí párrafo por párrafo, casi frase por frase.
Aquellos que dicen que han perdido novelas enteras tal vez podrían haberlas reescrito. En un alarde de hiperventilación digo que si perdiéranse mis tres o cuatro libros podría reescribirlos de memoria.

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