Bruno Marcos

23 de Marzo ¡Qué ciudad esta...! Me dice el de r. que pase por una inauguración de un amigo suyo... Nos dejamos caer muy pronto, cuando aún no hay nadie. Al poco, tras el umbral, aparece emboscado en sus mil capas de ropas a medio camino entre la nostalgia grunge y el arcaismo hippie. En eso se desprende un leteo y el de r. me presenta, a voz en grito, como el artista que no expone en el ovni pero que expone en el Moma de Nueva York...
El regente del campo de las estrellas me dice que me sigue en las páginas de los futuristas utópicos, bueno que no lo lee él... que se lo cuentan... Le pregunto que de qué se trataba lo de ese traslado simbólico de un trozo del ovni hasta el campo de las estrellas y me contesta con que se trata de una instalación. Me invita a hacer algo en el campo de las estrellas, me muestro dubitativo y le digo que ya veremos, y salta el de r. : "si le propongo yo que exponga en mi galería y no quiere". El regente se lo cree y para descreerle le digo al de r. que en su galería de aquí no, pero en la que va a abrir en Nueva York sí, entonces lo pilla el otro y dice que su invitación incluía exposición en Tokio.
Instintivamente Darío llora, a la salida tropiezo con el sputnik y sus propuestas. ¿Tendré que pasar por todo? Me pregunto.
¿Estaremos toda esta comunidad destinados a convivir para siempre? ¿Habrá una hermandad superior cuando ya la frustración, el fracaso de todos, sea irreversible?

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