Bruno Marcos

24 de Abril Recorro nuevamente el amanecer pero mi mente rehuye ahora de las palabras. Por pereza, por cansancio, he dejado de pensar literariamente.
"No sirven para nada las palabras". Me digo. Quizá tenga algo que ver el hecho de que he dejado de intentar entender la existencia del bebé y sólo me dedique a contemplarlo como se contempla al mar sin entenderlo. Y así las palabras me parecen tontas, una utopía más, una ingenuidad más de la que acabaré por avergonzarme. "Cháchara". Me digo. Con esa palabra tan fea, tan vacua como la realidad a la que designa, con ese exceso de as y ches, palabras... palabras. Palabras a las que se pueden hacer oídos sordos sin que pase nada.

23 de Abril Hago un paro en mi estrés para encender el televisor y escuchar el discurso de el oráculo. Me impresiona que, en medio de todo el boato de chaqués y entre las ráfagas de abrazos, va él y hace aparecerse a la degradación, a la miseria, a la putrefacción..., encadenando que el mismo día en que cumplió catorce años, a las cinco de la mañana, salía a acarrear carbón mientras su madre doblaba más de la cuenta la cabeza sobre una máquina Singer con el comercio que de sus cuerpos hacían las hermanas de Cervantes.
Luego se enreda en demostrar algo imposible sobre que la excelencia de Cervantes se debe a que es poeta sin saberlo, soslayando sus propias palabras en las que dijera: “El don (la poesía) que no han querido darme los cielos”. Es como argüir que todo lo bueno, lo imaginativo, lo simbólico, lo esencial, lo que conmueve, debiera pagar réditos a los oficialmente decretados poetas.
Añade que estaría loco si dijera que sólo la pobreza da buena literatura pero lo insinúa.
Yo estoy de acuerdo en casi todo pero hay un algo de prepotencia disciplinar y un chasquido de tacones un tanto marcial. Suscribiría eso mismo en otro tono, si se dijera que es poéticamente como el hombre existe, o que la pobreza muestra la esencia y urge a la conciencia por construir orden en el desorden o el sufrimiento.
No sé de dónde viene ese absolutismo, esa pulsión de dogma, seguramente de una autosublimación doliente de la experiencia propia como una realidad irredimible a no ser por la propia acción literaria ya insustituible, como una obstinación.

21 de Abril "Lo peor de la muerte ha de ser la primera noche". J.R.J. (citado por A.T.)

20 de Abril Feria del libro. Recorrí las casetas sin ilusión. Mi mirada rebotaba en las tapas duras de esos best-sellers que son un enigma para mí, ese amasijo de palabras, esas historias que me podrían dar la gloria y nunca escribiré.
Detrás de mí, a cada caseta, llegaba, un poco después, muy alegre, el cantinero, aquel que esbozaba la edición de un libro sobre cementerios obligando a escritores locales a comentar tan triste paisaje. Pegaba sus partes pudendas al mostrador y gesticulaba sonriente como una pequeña figura de guiñol. Los libreros le recibían mucho más deprimidos aunque se veían forzados a regalarle una sonrisa. En una de estas vi el nuevo ladrillo del diarista del reino. Le pregunté al librero si efectivamente era la última entrega. Exigí desenvolver el ejemplar pues no me fiaba y, una vez comprobado el índice de tan colosal obra, lo adquirí, no sin observar como el mamotreto, ya en la bolsa, se le caía al insensato de las manos dando un fuerte golpe contra la tarima para quedar, seguramente, maltrecho como decían que les ocurría a esos recién nacidos que se les caían a sus padres de los brazos.
El librero me lo entregó afirmando que esos libros él los empezaba a leer y no podía parar. Yo, para no parecer tan morboso, admití que los leía a trozos.
El caso es que tres casetas más allá, en la 32, estaban casi mis obras completas. Una de ellas de cuerpo presente, con esa verdura tan vegetal que escogí para su portada, tumbada en el mostrador, retrepada casi en su cenit. Y en las estanterías posteriores una escuadrilla de la anterior, con su fajilla militar que acredita el difuso premio que la legitimó en su día. Había por lo menos seis, u ocho. Una cantidad enorme que disuadió de hacer acto de presencia a la angustia de su destino trágico: Volver otra vez a la caja.

19 de Abril Dice que dejará las enseñanzas artísticas el próximo curso. Cuando le interrogo responde que ha tomado esa decisión porque no está dispuesto a perder su dinero y el de sus padres para obtener como resultado unas obras artísticas tan burdas como las que realiza.
Me río constantemente de sus razones y me increpa: "¿Bruno, por qué encuentras tan gracioso eso?". Le contesto que no es que lo vea gracioso sino que me llena de felicidad, pues al considerar él la fealdad de sus obras motivo como para cambiar el rumbo de su educación está mostrando que para él es muy importante la estética, la belleza, como para mí... que todo el mundo dice que la belleza no sirve para nada porque no cambia el mundo...
Es inglés y por decisión de sus padres han acampado toda la familia en este destierro. Contrasta totalmente con este ecosistema. Experto en mitología griega y escandinava, cuando se aburre, me pide que le haga preguntas que contesta con monotonía como una enciclopedia parlante.
Interrumpe mis consideraciones uno que le comenta, frente a una botella de agua, el nombre de esta al tiempo que hace una tosca rima que indica que si la bebe le crecerá el miembro viril. Él hace un imperceptible mohín y, pocos minutos después, coge la botella y pega un trago. Con clásica flema británica comenta al intante: "Sí, ya lo estoy notando".

18 de Abril Cuando Edmer conoció al bebé afirmó que tenía cosas de ella y cosas mías. A los cinco minutos imploró: "¿Alguien me puede explicar qué tiene de Bruno?"
Es la nueva paradoja con la que tengo que vivir, una más: Le quiero porque es mío y porque le encuentro muy bello, y, tal vez, su belleza radique en que no se parece a mí.

17 de Abril El cabello de mi madre rozó la nuca del anciano que estaba al otro lado del banco mientras jugaba con el bebé. El señor le tiró del pelo en lo que habría de ser un requiebro, un cortejo senil. Ella no se dio cuenta, mi padre que estaba al lado tampoco.
El caso es que, de pronto, vislumbré a las personas que había dentro de ellos, más allá del padre o la madre, de los abuelos, y entendí porque podían resultar atractivos mi madre a mi padre y mi padre a mi madre, sin necesidad de imaginarlos jóvenes como si sólo la juventud fuera vida.

16 de Abril En la correspondencia con mi hermano surge una práctica insólita por su parte que consisite en enviarme cuadros que debe andar buscando por la red. Qué extraño me resulta imaginarle a la zaga de las pinturas. Él sabe que yo dejé de pintar hace bastante y no sé si se dará cuenta que encontrarme, de pronto, con esa irrupción plástica provoca en mí sentimientos contradictorios.
¿Qué buscará él en los cuadros? Creo que una suerte de ilusión mental paradisíaca u onírica.
Hace días me envió unos paisajes de Constable. Un pintor al que apenas había dado yo importancia, yo y, prácticamente, toda la historia del arte. Y resulta que plasma unos entornos ideales, a la vega de un río, con una vegetación verdeante y algunas casas emboscadas.
Al verlos reconozco la idea que iba columbrando, que esa casita imposible que busco ha de estar en la vega de un río, que la montaña, con sus casas de piedra y sus paisajes comparables al mar, me resulta demasiado metafísica, que la vega es para mí como la vida, con un poco de todo, con cielo, flora, fauna, agua, seres humanos... Y así se lo digo a él añadiendo que, tal vez, lo que busquemos sea la vega del pueblo de nuestro padre, ese sol dorando débilmente las huertas al atardecer... Y él me dice que sí, que también es su entorno natural preferido... Y yo me quedo meditando si, en lugar de estar buscando una casa, un futuro lugar para huir a la naturaleza, no esté buscando, otra vez, un recuerdo.

15 de Abril Me interno en la parcela del Sputnik que es la plaza colindante. En mi política de los síes acepto a que un vídeo mío aparezca en una fiesta que combina música atronante con videoarte. Él, precisamente, ha escogido aquella obra que será más malinterpretada, creo yo, por un público ocioso y bailarín, aquella en la que un hombre sin brazos experimenta una erección y su pene se transforma en un hombre pequeñito. La paternidad. Precisamente por ella me tuve que ir antes de la proyección. ¿Qué pensarían esas gentes de esa cosa? Seguramente nada.

14 de Abril Al volver a casa me desvío veinte metros para comprobar que sigue en el anticuario el cuadro de la afligida dama. Ahí está. Es impresionante pensar en la pintura así, como un paralizador del tiempo, de ese gesto de angustia de una mujer anónima que ya es pasado para siempre.

13 de Abril Se han secado dos ramales cuajados de una flores blancamente rosáceas que ascendían hacia el cielo. Cuento las que quedan, son cinco en uno y tres en otro. No sé por qué les ha durado tan poco la primavera. Desconozco qué nombre tienen esas flores y todo el parque parece ajeno a esa muerte tan inesperada de una belleza que fulgió como si fuera a durar siempre.
Avanzo unos metros y un árbol del cual desconozco también el nombre aparece cargado de flores blancas como esferas rugosas que tiemblan con la brisa. Parece un árbol de navidad pero de primavera. Me detengo ante él y pienso que tal vez el próximo día estén sus flores también marchitas totalmente.

12 de Abril
-Pero, ¿estabas ya dormido?
-No, estaba acostado en la cama leyendo.
-No fastidies, como las viejas, leyendo en la cama...
-Estaba leyendo las historias de los bohemios de principios del siglo XX en Madrid.
-Mira, eso de la bohemia ya... nada... pero tú ves ahora a los artistillas, o a los estudiantes de Bellas Artes... pero si van con un montón de cosas, sus mp3, sus ordenadores portátiles, hasta coche tienen...
-Bueno pero en la bohemia de todas las épocas ha habido distintos estratos, desde el más miserable hasta el que triunfa, algunos se dedicaban a dar el sablazo casi a horario completo y apenas artisteaban... eran como los pícaros...
-Sabes lo que te digo que vivimos una época extraña, no hay diversión, la gente gana muchísimo y está todo el día trabajando para no disfrutar, siempre con miedo... miedo a lo que pasará mañana, pasado mañana...
-Bueno pero y a ti qué más te da que trabajen, déjales que trabajen todo lo que quieran. Yo cada vez estoy más a gusto en estos países capitalistas y ricos. Es que puedes hacer lo que quieras, hasta decir que preferirías estar en Cuba y quedarte aquí, hasta ser un monje budista... puedes criticar hasta lo más sagrado y encima va a haber unos cuantos que te escuchen..., el que el país sea rico permite una burbujas muy confortables, te darán becas por ser vago... Sí..., te considerarán un tarado pero a lo mejor, si produces algo, un genio... Claro que no te va a seguir la mayoría porque la mayoría estará comprando, pero, mientras ella compra, tú te puedes ir a otros sitios donde no está, sólo se trataría de buscar esas burbujas...
-Pero si no te digo de irse a Cuba, te digo que la gente no sabe vivir...

11 de Abril En la tele por cable hay un canal cuya programación me busca. Son películas ambientadas en épocas y lugares deliciosos, años 20, 30; y se trata de personajes adorables, afectivos, creativos... Una compañía de teatro en tiempo de los nazis cuyo director judío dirige los ensayos por una tubería desde el sótano..., un equipo de rodaje ambulante en los tiempos prehistóricos del cine mudo..., un grupo de indigentes candorosos y portuarios que conviven con un Nick Nolte enamorado de una muchacha que vive en una caldera industrial abandonada..., y así.
Ayer ponían esa película que he visto varias veces, a trozos o completa, sobre un muchacho escultor sumamente excitado, impulsivo y jovial, de principios del siglo XX, que se empareja con una mujer 20 años mayor que él y que fue a París a suicidarse.
¿Por qué me gustan tanto estas historias de la bohemia? Puede ser que el arte surja al final de la infancia como una alternativa para seguir jugando, descubriendo, pintando... ante la inminente llegada del mundo gris de los adultos, puede ser que por ello todo el mundo bohemio se vuelva delicioso.
La versión rica del bohemio, el dandy, pierde seducción para mí al tiempo que su extravagancia no comporta una degradación tan manifiesta ni una cómica picaresca sino, más bien, un espectro del capricho. Tal vez el antecedente del bohemio no habría de ser otro que el pícaro español, el que se niega a trabajar, a crecer.
El caso es que el joven escultor tenía toda la pinta de haber existido más allá de la película, se trata de Henri Gaudier- Brzeska, efectivamente muerto en combate durante la primera guerra mundial a la edad de 23 años.
¿Puede una efímera y alocada existencia de 23 años dejar una huella tan grande como para que esta película sea vista tantas veces por los que soñamos con la bohemia cien años después?

10 de Abril ¿Cómo explicar que el Calígula, al menos el de Camus, es para mí un héroe? Un asesino, un criminal, un caprichoso... ¿un héroe? Supongo que ese sería el contenido de esa obra de teatro de la que hablaba el otro día y que me gustaría escribir en la que un profesor y sus alumnos analizan esa obra y algunos, al malinterpretar al docente, comienzan a asesinar.
Está ya todo en el Calígula de Camus, el criminal, el asesino es un rebelde existencial, un desvelador nihilista... Claro que, entonces, todo criminal podría ser un héroe por dilapidar su moral en tanto que todo es absurdo, inexplicado metafísicamente... Héroe seguro que no es la palabra justa.

9 de Abril decía el Calígula de Camus que un hombre necesita su público. Puede parecer patético que nadie lea este diario y que yo siga escribiéndolo como si no tuviera otra cosa que hacer, como si me aburriera, como si implorase atención desesperadamente... No obstante me asombra con qué insitencia me amarro a él a sabiendas de la ausencia de interlocutores. En realidad esta situación de soliloquio la valoro en mí como un estadio de madurez, una libertad solitaria, sin público.

8 de Abril Es importante lo que dices y conveniente aclararlo. Hölderlin y, sobre todo, Heidegger resultan prepotentes al afirmar que el hombre es poeta antes que nada. Pero lo que interesa de su argumento es que no se trata sólo de un egocentrismo disciplinar sino de algo esencial. Si dijéramos en lugar de que "es poéticamente como el hombre habita esta tierra", que es "científicamente" como lo hace, o incluso "religiosamente", ¿no estaríamos diciendo menos verdad? El ser poético es lo que más nos define en nuestra amplitud: afectiva, psicológica, metafísica, estética... Todas esas acepciones que nos conforman tienen lugar en lo poético.

7 de Abril Me dice mi sobrino, que ya está dejando de ser un adolescente, que, a veces, lee el diario pero que es un rollo porque siempre estoy hablando del niño. También, ante un artículo mío en la prensa, se carcajea y afirma que me aburro mucho y que por eso escribo esas cosas. Me deja un poco descolocado su practicismo. Puede ser cierto que yo me aburra. ¿Qué cosas hacen los demás para llenar su tiempo? Pienso en contestarle que, cuando sea un hombre, se dará cuenta del valor que tenían las cosas que hacía su tío, pero no estoy seguro. Probablemente que le será indiferente, incluso yo mismo empiezo a verme totalmente soslayable, no obstante seguro que le inquieto.

6 de Abril Por más que lo intento no lo entiendo. No he avanzado un centímetro. Sólo puedo contemplarlo y maravillarme. Tendré que cejar en el intento de entender la existencia del bebé. Es, simplemente y totalmente, un misterio.

5 de Abril Durante la cena pronuncié declaraciones como que la cocina afrancesada es como el arte contemporáneo, que, ante ella, sientes que estás ante algo ridículo, insignificante y pequeño...
¿Por qué digo esas cosas? Seguramente se debe a que no soporto que todo lo que empieza como un chiste se convierta en una religión. Hay uno por ahí que va a dirigir la próxima Documenta que exclamó que el único artista de verdad ahora en España es el Bulli, ese cocinero estrafalario que la verdad es que sí, que lo que hace, más que deconstrucción como argumenta él, debe ser dadaísmo culinario. Una insensatez.
¿Cómo puede ese sujeto haber llegado a dirigir la Documenta de Kassel sino es porque la misma Documenta es ya una estupidez completa?
El caso es que, a la salida de la cena, serían las dos de la mañana, cuando toda la sucesión de folclores semanasanteros santificados por el omnipresente turismo me tenía saturado, vi una hilera interminable de capirotes blancos salir, en absoluto silencio, de una calleja a una plaza empedrada con un árbol esquelético y una luna de lobos. Pensé que debajo de cada cosa desvirtuada u estúpida puede haber alguna experiencia profunda. Una carraca rasgó el silencio mientras la sensación de terror promovía la introspección.

4 de Abril Surgió de Ella la curiosa iniciativa de ir a la procesión del Domingo de Ramos. No me negué porque pienso en que ese fue uno de los momentos más felices de Jesús y me alegro por él. Pero a medida que nos fuimos acercando a la celebración me fui sintiendo más asqueado: La gente vestida de domingo y portando en la mano unas palmas trenzadas que deben costar un buen dinero.
Ya entre la multitud empecé a renegar. Como nadie me escuchaba se lo dije a Darío: “Mira, hoy le reciben como a un rey y dentro de cinco días le crucificarán... y encima, al final, desfilan los políticos, con su palma también... ¿cuántos de ellos no contribuirían a matarle si hubieran vivido en su época?..., en aquella el que menos se lavó las manos..., ¿cuántas de todas estas personas no renegarían de él si lo hizo hasta su mejor amigo?”En eso, la ramita de olivo que le habían cogido sus abuelos en la misa, se le cayó de las manos y nos volvimos a casa meditando yo en que tal vez, con diatribas como esa, cuando sea mayor le convierta en un raro.

3 de Abril Los restos de la nieve aún salpican las cumbres rocosas. Las nubes cruzan de pico en pico construyendo un hilo lácteo entre las cimas. Contemplar la alta montaña es tan impresionante como el mar. Se puede objetar que la montaña es inmóvil, que carece de esa sensación abismal de una inmensidad que va y viene, pero su quietud es igual de vertiginosa, de profunda.
Cuando subimos a aquel avión en Nepal para ver el Everest recuerdo que lo que más me impresionó no fue el pico piramidal de la cúspide del mundo, que por muy poco destaca de sus vecinos, sino la inmensidad, el mar de montañas que aparecía cuando ya habías superado todas las nubes. Realmente es como llegar al cielo, al cielo que siempre se han imaginado los hombres. Tan arriba, a nueve mil metros, saliendo de la tierra de un día nublado, cruzando en pocos minutos un macizo tan extenso de nubes negras, de pronto, ver a lo lejos una extensión blanca de picos dorados por un sol limpio da, verdaderamente, la sensación de que hay otro mundo.

2 de Abril Entro en su habitación cuando la luz está apagada. La oscuridad es total. Siento que respira, que está ahí pero no puedo verlo y de alguna forma esa situación consigue angustiarme por unos segundos. A tientas toco la superficie de la cuna y le coloco el chupete rozando su mejilla. Y que él guarde también silencio como yo en la oscuridad... Vuelvo a pensar en dónde estaría antes de nacer, en que me resulta imposible pensar ambas cosas, que existiese y que no existiese. El otro día se lo pregunté a él porque sé que no me entiende: “¿Dónde has estado todo este tiempo, toda mi vida, todo el tiempo en que los hombres han estado sobre la faz de la tierra...?” "Seguro que con dios, sea él lo que sea –me contesté-."
Luego, al salir, me ha venido a la mente la cajita que guarda su cordón ya seco, un trocito granate y negro totalmente rígido... Y he pensado en el otro cordón que duerme en el hielo de unos laboratorios de una ciudad extranjera que ya he olvidado en nuestro maquiavélico o fáustico ingenuo contrato con la eternidad.

1 de Abril ¡Qué línea discursiva tan nítida marca la pura casualidad! Por segunda vez la contratan a ella para representar legalmente a un inmueble en mi barrio, en el barrio de mi infancia más arcaica. La espero en la calle, justo enfrente del colegio que no fue el mío pero sí el de mis amigos. ¡Qué arquitectura sin destino esta de los años 70! Sin ningún atisbo de belleza, como de arquitectos tartamudos, autodidactos, pobres... Pero a ella está soldada mi memoria, a ese moho de los bloques de hormigón, a ese enladrillado gastado... Todavía puedo sentir la imaginación de ver a mis amadas infantiles entrar bajo ese pórtico sin gloria y salta, todavía, en mí la palpitación de un tenorio pueril. A veces ansié ir a ese colegio, con mis amigos bárbaros, aquellos que eran heroicos y completos en el territorio de la calle, el parque o el descampado, pero que iban a estrellarse allí al colegio, a dar con la cabeza en el suelo y repetir año tras año sin conseguir que una sola letra o número entrase en sus molleras. ¡Qué incomprensible! Fuera del colegio eran fuertes, valientes, ágiles, y – ¿por qué no?- bellos, y, sin embargo, en él debieron ser nulidades totales. Veo ahora esa infancia como una vida total, otra vida que viví, con su principio y su final, al margen de esta.

31 de Marzo Otro cocido maragato. Nos cuenta el espíritu de haro tecglen que, haciendo turismo de interior, recayó en una plaza de un pueblo para salirle al paso un trajeado artista que les invitó a su casa museo, la única de un artista vivo. Dice que todo él era un yoísmo puro a lo que le respondo que el arte es una de las reservas universales para evitar la extinción del narcisismo.

30 de Marzo Me fijé en Nacho de vuelta para la punta de Cádiz. También tiene canas. Generación tras generación cumplimos con lo previsto: la excitación juvenil, la fascinación, la diversión... Una de mis clarividencias menos originales: que somos un programa. Es tan escaso el margen de la rebelión.

29 de Marzo Bajo un cielo de nubes altas, casi aquí, enciendo la radio y el agudo chillido de Ana Torroja me rasga de lado a lado. Dice que, por un momento, quiso ser aire. Lo repite dejando la palabra aire ascender por encima de la música y sosteniéndola colgada de su grito. Con ello me viene a la mente con nitidez un poema mío:
“suena
el orden musical
se sucede
a través de mí
hasta nunca
hombre que piensa que piensa
devolver el orden al mundo:
desaparecer
atravesarse de viento
ser viento al viento”
¿Será posible que esté asistiendo a la experiencia real que prefiguré en el poema? En el último compás un golpe de lluvia solitario sacude el parabrisas. Me conmueve hasta el último átomo ese sencillo estribillo: “Ser aire, sin forma definida”. Y un impulso ciego me hace acelerar hacia la nada, como si fuera invisible a los radares, como si nunca hubiera existido.

28 de Marzo Jorge Pascual dijo... Soy jorge.Yo, lo que tengo que decir al respecto es ésto: Lo infinito del límite de la transparencia " No son los límites de la ciudad en la que vivo, lo que me limita,ni las fuentes, las señoras con las bolsas, los niños jugando,en los patios de atrás de su casa..Lo que limita son los límites de mi mirada, y no de mi vista.Limito al sur, cuando camino pensando en si habrá ciudad,después de todos los pasos que doy, dí, y daré,por si acaso se me acaban.Limito al Norte, por si me caigo, y no veo nada.Me limito a deslimitarme,a ponerme como yo soy cuando me veo en el espejo,y sueño..Sueño a veces con artistas colgando, por las calles,como si no sirvieran, las calles..o los artistas, como si te despertaras y no vieras el arte por la calle..y con cucharas, que toman más de lo que abarcan,y también con pasos,que no pueden escondersedetrásde una farola,porque la sombra es muy larga,y yo soy muy alto..."

27 de Marzo ...me tomas el pelo querido Larsen... sabes que estoy perdido en este destierro donde nadie sabe quién soy sino un profesor fantasma y me vienes con esas...
Me asombra que, a tan sólo 250 km de distancia, ya nadie se preocupe de nuestras obsesiones, nadie sabe aquí qué cosa son, y, sin embargo, nos entendemos, hablamos en castellano, qué cosa tan enorme es el idioma querido amigo...
De todas formas esa fama transterrada me vivifica aunque únicamente se trate de una más de tus charadas...