Bruno Marcos

25 de Octubre Hace tiempo salía como un cadáver de sí mismo. La cara retraída hasta la calavera, ausencia de varios dientes, pelo cano, escuálido, en una banqueta en medio del escenario, tras una guitarra... Y ahora se presenta por los platós como un personaje con la cabeza caída frente a la cámara, mostrando el cogote, una melena ahora revitalizada, de color castaño, larga. Está algo más gordo, con mejor aspecto, y locuaz habla de su tonada de la chica de ayer, como algo que le supera, como algo conmovedor que hizo además de su conmovedora ruina. Y es oírla y aparecer un tiempo en el que las canciones conmovían esa existencia desgarrada y pasional de la adolescencia, y la traen aquí.

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