Bruno Marcos
23 de Agosto Se pone de pie en la arena y alcanza mi rostro. Le miro y él con los ojitos arrugados me sostiene la mirada. Pienso en que me suena tantísimo su cara... que no es que se parezca a ella, a mí o a alguien; me suena de más, como si le conociera de otra vida.
Le digo a ella que tal vez fui su padre en otra vida y ella contesta: "Te imaginas... que siempre hubieras sido su padre..."
"Sí –añado- que hubiese sido su padre en todas las vidas, durante todo el tiempo, que siempre fuéramos las mismas almas..."
22 de Agosto Vamos a ver atardecer a Aldán, lo más parecido a los Gozos y las Sombras que he encontrado, -casi nada-. El crepúsculo hace rodar un sol sacro por los montes de eucalipto y justo cuando se esconde se puede ver toda la ensenada sin ser cegado por el astro. Están una infinidad de barquichuelas flotando por todas partes y hay una gran sensación de paz, de aburrimiento.
Me fijo en una barca. Como en todos los puertos hay algunas que parecen abandonadas, aún amarradas a la orilla se ve que no las ha tocado mano humana en muchos años. Están cubiertas de una costra que las vuelve minerales, que unifica toda su forma en una sola con distintas capas sucesivas de barro, sal, arena, niebla y sol. Son como un cadáver de las otras o, más, como una momia, como una barca que ha pasado de ser una barca de verdad a un arquetipo, a la abstracción que la palabra barca designa.
21 de Agosto Ahora entiendo el paisaje de Dalí. No es tan surrealista. Seguro que su Cadaqués es como estos cabos.
Hay enfrente de una de las ventanas de la habitación con ventanas una terraza con una mesita y dos sillas igual que un cuadro suyo que se titulaba mesa solar y que me encantaba en la adolescencia.
20 de Agosto Un energúmeno me increpa al aparcar en la playa porque me he acercado demasiado a su coche. Lo separo e irónicamente le pregunto si le vale así. El otro hace esfuerzos para no responder pero al instante se revuelve. De pronto me parece que estoy en el patio de un colegio, que ese idiota sólo merecería una paliza y me siento dispuesto a dársela cuando dice que no sé conducir y no sé que más chorradas de retrasado mental...
Claro que yo le he dicho, sin insultos, algo peor, que las cosas no se dicen así, es decir que carece de educación, y aunque no tenga ni dos neuronas se dará cuenta de que sin educación no se es persona... En la infancia no se valoraba la educación sino el valor ante la ofensa, la supervivencia...
Como estaba en el nivel infantil me di la vuelta haciendo ruidos y gestos de desprecio... -el gesto flamenco equivalente a colgar un teléfono-. Cuando me tumbé en la arena vi que su cochambroso coche se iba de la playa. De rabia debió decidir irse. Si fuera tan fácil echar así a los energúmenos de todas las playas del mundo...
19 de Agosto Cogemos un ferry. Son apenas veinte minutos de trayecto, ni siquiera salimos a alta mar pero deambulo por el paquebote como un niño y al final me coloco en la proa. Hay un viento muy fuerte y el sol se pone de cara a nuestro trayecto. Saco la cabeza hasta que no veo nada humano, sólo mar, cielo y aire. Pienso en que me gusta -me gustaría- navegar porque así se siente uno más un elemento que un humano.
18 de Agosto A la hora del desayuno en la puerta hay un petate cochambroso con una medalla y una pluma. Dentro un hipi melenudo, sucio, descalzo y con dos pulseras en los tobillos. Alguien le pregunta por el petate y él mismo, su dueño, contesta que pertenece a un individuo peligroso.
Pide la cuenta de un café solo grande, dos magdalenas y tres cervezas. Uno que le habla dice que le cobren una cerveza menos. No sé si quería decir que la pagaría él o era una mera sugerencia al dueño. Él se congratula de que aún le quede dinero después del opíparo desayuno y vuelve a la terraza y se muestra de cara al dios sol que le va tostando.
Esta gente tan hosca le trata bien, mejor que a nosotros, porque en lugar de un pobre idiota ven en él a un gran filósofo, un diógenes playero.
17 de Agosto Sigo escenificando siempre la misma ceremonia cuando llego después de mucho tiempo a la playa. Suelo irme solo y camino perpendicularmente a las olas, con la mirada fija en la inmensidad, pensando en ella y simulando que ese fuera mi paseo definitivo. Y así me invade una sensación de todo.
Pero hoy he mirado hacia atrás y he visto que Darío me seguía a gatas y he vuelto atrás. Sobre la arena virgen ha dejado una estela de gusano que se cruza con las huellas que ha dejado una gaviota.
14 de Agosto La playa es una zona simbólica donde la sensación de límite desborda la noción de lugar.
Hoy llegamos a esta y nunca había estado en una playa tan desierta. No sé si se deberá a que una nube enorme como una esponja cargada con agua de charco se ha estancado en su cielo.
Estamos en bañador por guardar las formas pero al menos un abriguito de verano se hace necesario. Más allá de esas rocas nos dicen que hay una playa de nudistas y yo pienso que con este frío más bien serán exhibicionistas con su gabardina y en pelotas por debajo que, de vez en cuando, se la abran dejando ver sus desnudeces.
12 de Agosto Cogí el libro de Auster y lo eché en el buzón de la biblioteca. Al llegar a casa el libro seguía estando en casa. Sólo pudo ocurrir una cosa. Entregué un libro mío de Auster, del mismo color, tamaño y editorial.
Los de la biblioteca han enviado ya una carta a casa de mis padres reclamando el libro de Auster. Cómo explicar que yo entregué otro libro de Auster y que era mío. Pienso en dejarlo como una donación anónima a la biblioteca pero me recomiendan que vaya a por él y lo pida. Ambas opciones serán de lo más austerianas, de su lógica del azar; tanto si me enredo en las kafkianas explicaciones como si un día voy y encuentro mi libro en el depósito.
11 de Agosto Me puse a escribir parte de un pasaje de la novela y después, revolviendo los manuscritos, encontré dos folios que contaban lo mismo. Los leí y me asombré de lo exactos que eran. Se trataba de unas hojas de muchos meses de antigüedad, quizás años y mi cerebro reescribió aquello tal cual, no letra por letra, pero sí párrafo por párrafo, casi frase por frase.
Aquellos que dicen que han perdido novelas enteras tal vez podrían haberlas reescrito. En un alarde de hiperventilación digo que si perdiéranse mis tres o cuatro libros podría reescribirlos de memoria.
9 de Agosto Llegan las primeras pruebas del diario del año pasado. ¡Qué lejano todo aquello que parecía el presente más presente!
Escrito a cada instante, quizás era eso, pero quizá también por eso hecho de cosas que caducan. Sin embargo en los diarios debe haber algo que los trascienda como testimonio y dé paso a que quien los lea los experimente en ese momento como un presente suspendido en esas letras.
8 de Agosto Como se nubló al atardecer salieron a la calle todos los niños, los nietos o biznietos de los muertos que hay en cada casa del pueblo.
La casa que han hecho mis padres donde había unas cuadras tiene un detalle fundamental igual que las otras: Desde la calle, a través de la puerta, se ve la otra puerta abierta que da al patio y la mirada atraviesa esa penumbra de diez o quince metros para encontrar otro espacio iluminado que parece estar extrañamente más cerca por la luz.
Antes de irme hoy veo que está allí, al otro lado, mi madre, sentada e iluminada frente a un fondo vegetal sonriendo mientras conversa con alguien y la encuentro tan bella.
7 de Agosto Sin embargo el sueño de ayer fue maravilloso. Yo era niño y guiaba a dos adultos por las afueras de la ciudad, en una zona verde que desembocaba en un inmenso parque. Les señalé una acequia por la cual, sumergidos en el agua, accederíamos a ese jardín a esas horas. Había que entrar flotando sobre el agua cristalina bocarriba. Recuerdo que, ya en el agua, salía el hombre que cerraba el jardín, dando dos vueltas a la llave de una vieja puerta metálica. Era un hombre indio vestido con un harapo azul celeste. Durante unos segundos se quedó parado como si sospechara que estábamos allí y luego se fue.
Momentos antes, cuando les enseñé el túnel vegetal por el que había que colarse, recuerdo haber visto algo tan bello que me dejó conmocionado incluso después de despierto: Encima del agua un techo curvo de verdes hojas largas que una brisa cálida agitaba dejaba ver los destellos de un cielo impensable, a medias diurno y nocturno.
5 de Agosto No sé por qué se me metió en la cabeza celebrar el primer cumpleaños de Darío en el pueblo de mi madre: La casa nueva sobre las cuadras que ha conjurado todos los fantasmas...
Ha sido el día más caluroso de todo el verano. Ya hace un año... Le miro y todavía no puedo creer que fuera ese puntíto que latía en la primera ecografía. Todos los somos pero él individualiza para mí ese milagro de existir.
4 de Agosto Mientras ella cocina un corderito lechal les digo que si los humanos tuviéramos un depredador sobre nosotros similar a nosotros el bebé sería un suculento plato para él, al pobre se lo querrían comer a toda costa... Y por eso sueño luego, por la noche, que descubro en el barrio de mis padres un piso donde vivía una familia que fue caníbal. No sé por qué accedo a un piso siniestro y descorro una pared donde aparecen unos murales con calaveras y una voz en off argumenta su tesis que defiende el canibalismo. Más tarde se hace un repaso de lo sabrosas que son todas las partes del cuerpo humano, como si hubiera grandes estudios contrastados sobre el tema y al parecer no se desaprovechaba nada.
Me despierto mínimamente e intento despejarme diciéndome a mí mismo que sólo con despertarme dejaría de vivir algo tan desagradable.
3 de Agosto Tendría yo siete años cuando vi el primer muerto. Mi madre me llevó al velatorio de su tío Jonás. Es muy extraño que no se cuidara de evitarme aquello pues luego, siempre, me eximió de visitar moribundos o cosas que me pudieran impresionar. Sin embargo tengo recuerdo de que en aquella ocasión me llevó sin pensárselo. Creo que por entonces, recién llegados a esta ciudad, que en ese tiempo era horrenda, tal vez yo no fuera admitido aún en ningún colegio y, sin familia, ella no tuviera con quien dejarme.
El caso es que lo que recuerdo es ir de su mano hasta un barrio todavía más feo y entrar en una casa de pisos viejos. Era una mañana blanca, fría y ventosa como sólo esta ciudad sabía fabricar entonces. Entramos y el ataúd estaba en el pasillo. Había que pasar de lado y, a través del cristal, ese señor al que nunca conocí permanecía como una estatua obstinada en no despertar ante toda la gente compungida que deambulaba por allí. Lo que más me llamó la atención fue que en lugar de corbata tenía una especie de escarapela compuesta por cintitas de colores.
2 de Agosto Le perseguí cuanto pude por El Corte Inglés. Cuando pensaba que le iba a perder era él el que aparecía de nuevo en mi campo visual. La cabeza rapada, retraída hasta la mismísima calavera, los ojos hundidos en ella y sobre la boca, abierta como un pulmón de ballena, un bigote blanco. Impecablemente vestido dos zapatitos blancos le hacía levitar sobre el suelo. ¿Cuánto años podría tener ese hombre? Tenía que tener más que mis padres pensé, noventa, cien...
De pronto lo empecé a ver como algo más que un hombre, al margen de su vida pasada que parecía ya no incumbirle, era un esqueleto andante, un muerto seguro, de hoy mismo o mañana o poco más... Y más que a un esqueleto me dio por contemplar en él ya un alma. Y era para mí un espectáculo impresionante.
Como alguien que es ya más de el otro lado que de este se me figuraba un muerto dándose u paseo por aquí, un hombre de la antigüedad, de lo muerto para siempre, comprando cuatro cosas, con su ABC debajo del brazo en el que otros como él hoy se estampaban en sus barrocas esquelas.
1 de Agosto Las funcionarias de la administración siguen como siempre, tratando al personal como si uno fuera al absurdo que gestionan ellas por placer. Hoy una me trata de tú, con el mismo tono que se trataría a un criminal, en lugar de dirigirse a mí con el respeto que merezco como persona y como un honorable profesor que soy y que lleva su escritito y sus compulsas que plasman las horas de formación a fin de que me paguen mi bien ganada antigüedad.
Pues esta tipa tiene el descaro de hablarme con un tono que no se lo permitiría a nadie en la calle sin darle un tortazo. Siempre me acuerdo en estos casos de aquel americano que dio un tortazo ante mis ojos a un funcionario del aeropuerto de Nepal. Me pareció horrible, aquel pobre muchacho casi correspondió con una sonrisa. ¿Qué harían estas tiparracas si se las tratara como merecen? Se pedirían la baja. Claro que en ese mismo aeropuerto de Katmandú los policías iban de la mano como dos novios sonrientes. Otro mundo.
29 de Julio Ayer me di cuenta de lo que significa realmente la casa del pueblo, las casas del pueblo. Son la disolución del yo. Todo el mundo por su lado, a su aire, sosteniendo conversaciones entrecortadas, esporádicas, por los rincones.
Creo que eso no me gusta mucho, me gusta más menos gente, profundizar en un algo, pero bueno... a los demás parece encantarles.
También percibí que la mucha gente afea mucho los sitios, espanta a los fantasmas, siendo todos de la familia fantasmas ya, materia, unos de otros, de los subconscientes, más de nuestros sueños casi ya que de nuestras realidades.
La poca gente adorna más.
28 de Julio Hay dos cosas que me conmueven del insuperable poema de Horacio. Una es que exponga lo inútil de predecir lo que los dioses le deparan. De alguna forma muy trágica aparece ahí su presente ido ya al fondo de lo muy muerto, su deseo de evadirse de la angustia del futuro incierto cuando ya hace tantísimo de que se consumó su tiempo. Esa contingencia es hermosa y terrible.
Otra es, la recomendación de adaptar al breve espacio de tu vida una esperanza larga. Esto viene a ser, sin compulsión, vitalmente, lo que digo yo de que vivimos sabiéndonos perecederos pero sintiéndonos eternos. Por lo menos vivimos así a épocas, a ratos, en general. Quizá hay otros estadios en los que unos se sientan mortales sin importarles, por mero aburrimiento o humildad existencial.
Me da por pensar que ahora este carpe diem en el que vivo sea el culpable de las pequeñas pesadillas que me torturan todas las noches. Cosas tontas, nada de terror sino bobadas en las que en los sueños me enredo como si fueran cruciales.
26 de Julio Bartleby y compañía, tiene todos los ingredientes de una novela que me debería gustar. Son las notas a pie de página de una narración inexistente sobre escritores que dejaron de escribir. Totalmente metaliteraria, atiborrada de citas y de anécdotas pero...
Falta lo que para mí es una novela, el testimonio total, el mundo y el desgarro que toca el interior, quizá le pase lo que a Borges que sean ficciones inteligentísimas, intelectualizadas, pero eso, ficciones, sin vida.
Seguro que hace años, cuando yo era muy reticente con la novela, me habría gustado más.
25 de Julio ...recorrer el barrio del instituto en el que estudié... Podía haberse mantenido intocado pero no, como todo es ya otra cosa... los solares... las casa deprimentes, como chalets pobres, han sido acorraladas por bloques de viviendas. La cercanía de la universidad lo ha convertido en un sitio peculiar, un barrio de jóvenes, un soho. Me recuerda a la ciudad de la rana en la calavera. Cada vez me doy más cuenta de lo niños que éramos y que toda ella era una ciudad de niños, de niños libres y a ratos desorientados, como ese París que decían debió ser una fiesta, no creo que lo fuera más que esa.
Recorro incluso la verja del centro educativo que albergó mi cuerpo durante cuatro años, en el que me pasaron tantas cosas cruciales a mi entender de entonces y que ya nadie recordamos. Mi reflexión va hacia que si ni nosotros mismos nos tomamos la molestia de recordar nuestras vidas cómo no va el mundo en general a sepultar nuestras existencias.
Es todo una cosa mental. Recuerdo que una vez con 20 o 21 años repetí ese itinerario del muchacho al instituto y mi sensibilidad se excitó. ¿Acaso sea yo ya un ser insensible?
Por un momento pensé en que al final de una de esas calles aparecería un solar tétrico asiduo de mis pesadillas. Estaba totalmente convencido aunque sabía que habían edificado en él y me impresionó no hallarlo.
24 de Julio Hoy sin embargo soñé que mi madre me decía: “¿No crees que eres ya mayor para andar haciendo poesías?”. Y luego añadía: “Además... unas poesías tan apasionadas... tan así... dan una mala impresión... “. Y yo pensaba que tenía razón, la impresión de que fuera un muchacho, de que me faltara algo...
23 de Julio Ayer soñé que estudiaba un poema muy largo de una corriente estética que no me interesa y, no obstante, encontraba cosas valiosísimas. Pero lo asombroso no es esto sino que en mi mente podía ir leyendo cada verso, varias estrofas de las que aún recuerdo partes. El caso es que debía mi cerebro ir escribiendo ese texto que se me presentaba como de otro pero que sólo podía estar en mi cabeza.
22 de Julio Como a un vaquero que va siendo abatido por las balas le observo en la cuna de reojo mientras finjo leer un libro. El sueño se va apoderando de él hasta que no da pie con bola. Al final, cuando le creo ya dormido, saca la manita de entre los barrotes y me agarra un pie, y justo en ese momento en que consigue apresar mi pie me mira y cambia el gesto y se sonríe, segundos antes de desplomarse en su cárcel blanca.
21 de Julio Me creía yo el único que se sentía dueño del jardín público pero ayer vi entrar a un hombre distinguido, caminaba erguido, con el cráneo rapado igual que la barba. Llevaba lentamente con las manos una bicicleta, como si no le apeteciese pedalear sino caminar, ir más despacio por la sombra. Se paró en la fuente e hizo algo muy extraño. Cogió agua en el hueco de sus manos y la arrojó sobre el asiento de la bicicleta para luego frotarlo minuciosamente. De vez en cuando lanzaba una relajada mirada hacia mí como expresando que le era indiferente mi asombro a la vez que lo entendía. Después se fue hacia el sol y desapareció entre la maleza. Incluso pensé en que debería comprarme una bicicleta si no fuera porque al poco alguien me dijo que ese hombre era el que pedía en la puerta de la iglesia y que la bicicleta es de las que presta el ayuntamiento.
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