Bruno Marcos

20 de Julio Me voy dando cuenta de que mi impulso por comprar una casita en el paraje ignoto no es tanto el de la huida a la naturaleza como el de la propiedad. Frente a este piso tenemos un jardín al que nunca podrá superar el de esa hipotética casa. Claro que no es privado, que no es mío, y claro que con la propiedad va también la huida hacia uno mismo, la libertad y la creatividad, porque ni los peces multicolores, gigantes y atigrados del precioso estanque, ni los nenúfares que cuajan como estrellas de color sobre la piel del agua, ni las palmeritas enanas están ahí porque yo las pusiera o porque yo eligiera comprar ese jardín.
No obstante con la excusa del bebé me tiro en su césped y miro el mundo a ras de su piel, y el cielo, como si fueran míos, nuestros.

19 de Julio Durante un tiempo tuve una relación muy idiota con la muerte.

Vila-Matas

18 de Julio El otro día en el rastro ella tiraba de mí para que no me metiera donde las antigüedades y la chatarra. Argüía que todo eso eran porquerías. Yo no lo negaba pero protestaba oponiéndome a que lo dijera como si la otra parte, la de ochenta bragas a un euro y cosas así, fuera una maravilla exquisita.
En eso pasó junto a nosotros un hombre dando voces. Yo sólo entendía en cada frase la palabra “Jesucristo”. Era un hombre cetrino, vestido con vaqueros apretados y una camisa gris. Tenía la voz cascada como casi todos los hombres gitanos de una determinada edad.
El caso es que me quedé pensando sobre el tipo de personas que pueden encontrar la fe así, porque alguien, en el rastro, le dé una voces indescifrables en las que aparece mencionado Jesucristo.

17 de Julio Hacen una exposición que es la casa del Oráculo puesta en vitrinas. En realidad da un poco de pena porque es toda una vida en cuatro cosas: Algunos cuadros de amigos que se le han cruzado, cartas, ediciones de los libros y premios. Yo creo que eso es cosa más de estar en secreto, de que lo vean unos pocos.
Huele un poco a exposición de muerto, consagrarse debe ser un poco eso, untarse un poco de vitrina. Lo que más me ha gustado son las medallas. Es algo que me gustaría llegar a obtener, medallas, medallas..., mucho más que los trofeos que son un algo deportivos y no se pueden llevar. Una picadura marcial me arrastra a las medallas, poder llevar en la solapa escrito lo que has hecho, las proezas, aunque estas sean literarias y estén hechas de derrotas.

16 de Julio Estaba al otro lado del semáforo y en cuanto este se puso en verde salió caminando trabajosamente con una muleta en el brazo derecho. Avanzaba con dificultad, como si no supiera muy bien cómo se sacaba rendimiento a esa tercera pierna. Yo le miraba fijamente porque uno de sus puños había golpeado mi mandíbula hará casi 25 años y aún no he podido olvidarlo. No sé si me reconoció pero me dedicó una torva mirada con el ceño fruncido.
Lin sigue igual que hace casi 25 años. Rubio, de ojos azules, casi enano, de complexión primitiva, ancho de hombros y, dentro de toda su claridad rubicunda, esos rasgos mongólicos.
Residía al final de nuestro barrio, en unas casitas residuales, entre la chabola y la casa de pueblo, con su abuela y un montón de hermanas que parecían retrasadas.
Todo transcurrió al comienzo de una aburrida tarde de verano . Algunos de mi barrio y otros del suyo charlábamos relajadamente sobre quién resultaría vencedor de hipotéticas peleas, pero sin beligerancia, por hablar de algo. En eso apareció él, surgido como un cromañón desde la penumbra de su casita deprimente. Sus amigos lo presentaron como a un Aquiles suburbial invencible. Y a lo tonto este se vio retado y empujó a un amigo mío y yo, sin saber todavía hoy por qué, en un claro impulso suicida, camicace, nihilista, empujé al Aquiles quien, antes de finalizar el trayecto provocado por mi acometida, ya había estampado su puño de piedra en mi quijada. Se me alteró la respiración como si hubiera corrido los cien metros lisos en tiempo récord y una inusitada verborrea absurda me llevó a mantener una defensa sofista de mi amigo al margen de que el que casi estaba totalmente abatido era yo. El otro, Lin, el austrolopitecus quedó también paralizado.
Durante todo el tiempo en que tuve la dureza cicatrizando por debajo de la piel en la mandíbula les invitaba a mis amiguitos a que la tocaran, con orgullo la exhibía como una cicatriz de guerra.
En estos casi 25 años le habré visto unas seis o siete veces que recuerde. En cierta ocasión le vislumbré encaramado a un balcón de la calle matasiete, pensé en que se hubieran trasladado a ella. Una noche, mientras estábamos sentados en una terraza de la plaza mayor, vimos salir precisamente, rodando, por la pendiente de esta pequeñísima calle, la silla de ruedas con la abuela y sin tripulante derrapando al final y derramándose la anciana de costado con los cabellos blancos al aire de su vuelo, sin gobierno, envuelta en la llama negra de sus ropas.

15 de Julio Cuando llegues a Estambul escápate un día con alguna excusa y vete solo a la calle que lleva a Sulthanhamet, la plaza de las mezquitas, creo que es Divan Yolu Cadesi, es por la que pasa el tranvía nuevo.
Por el lado izquierdo en dirección a Santa Sofía, a mano izquierda encontrarás, caminando por la acera, un verja de piedra gris y hierro negro, en el interior un jardín descuidado con lápidas, es un cementerio minúsculo. Entra, al fondo hay un café donde puedes tomar un té y fumar un narguile.

14 de Julio Estábamos sentados en una terraza y a mi espalda apareció una mujer con un niño pidiendo limosna. A la mujer casi no se la oía. Murmuraba esa serie de sonidos lastimeros que ni los pobres mismos saben qué dicen.
Como no tenía suelto les dije que no y, en eso, Darío dio un respingo en su sillita y se puso muy contento al ver al niño extendiendo su manita hacia él.
El otro, de unos seis o siete años, se asustó e hizo un instantáneo gesto de retirada. Pensé en que Darío no tiene ningún prejuicio, que sólo ve un niño en ese niño pobre, en cuánta inocencia hay en su mirada, en que tal vez toda su belleza provenga de ella. Y el otro... esa huida... ¿a qué tenía miedo?

13 de Julio Me desvié unos metros antes de entrar en el portal para ver de cerca la escultura que lleva más de un año frente a mi balcón. Han colocado un letrerito en el suelo junto a ella explicando quién es su autor y entrecomillando el título que es “Toro ancestral”. Se trata de unas formas curvas geométricas que vienen a ser un resumen muy escueto de una vaca. Alguien me comentó que el autor no consiguió endosarles el toro ancestral al mercado de ganado cuando este debía ser una vaca ancestral y que, por la similitud de ambos animales en lo relativo a los cuernos, se lo emplumó al entorno de la plaza de toros. La verdad es que el presunto toro carece de todos los atributos de un toro, ya sean estos movilidad, bravura... todo lo contrario a una forma alabeada y geométrica de una mansedumbre abrumadora.
Un día me asomé y allí estaban el antiguo concejal, bailarín en excedencia, y el presunto artista colocando el engendro en un rincón que hasta ese momento había sido de una verdura fresca y cuidada. A los pocos días, de camino al rastro, oí a dos transeúntes preguntarse uno a otro y esto qué cojones es, una escultura, dijo el otro, pues vaya puta mierda.
De lado, es decir, de perfil, el toro ancestral cobra profundidad, combina el acero oxidado con un cemento gris o algo parecido, y en esa superficie gris alguien ha escrito con caligrafía colegial: “tetas, culo, mierda”. Así mismo, con sus comas. Yo me pregunto de dónde saldría un verso así, tan surrealista, con esa métrica, hexasílabo... y ese contenido, esa trinidad..., iniciado con una suerte erótica y culminado con una coprofilia, cuando no una coprofagia...

12 de Julio
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a mi hijo Darío
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oí mi alma crujir al pie de un lecho perfecto
y como a una crisálida líquida te posé en el vaso y quedé impune inmune flotando sobre el tiempo pensando que es posible ir más allá del límite sin cruzar el hielo
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¿hasta cuándo seré un cuerpo sin tiempo bajo un sol nuevo como ahora que me veo indestructible de piedracarne que llegará hasta el infinito sin pensar?
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hay luz donde el latir es invisible
una luz que me esperaba de párpado en párpado para alumbrar una ciudad posible en la que entre ramas de cemento hice un hogar para aves en el que una mañana convoqué a tu carne y a tu alma sin que pidieras venir ni a tu carne ni a tu alma
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han ido las alboradas con mano suave deshaciendo las nubes en los ojos y veo que a años luz las estrellas nos contemplan y sé que son tan viejas como su imagen en la que ya están muertas tanto como nosotros muertos muertos para siempre y vivos vivos para siempre como ellas a años luz en una imagen eterna porque una vez que es esta vivimos
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puedo andar contigo aunque aún no estás y ya te amo
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hay razones en todo lo que sucede porque es sencillo el mar como la tierra y voy a ver en la marea volver mi cuerpo de ahogado hasta la arena y voy a aplicar mi boca en mi boca y a volcar mi aire en mi aire y con mis ojos voy a ver abrir mis ojos
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quiero hundir mis pies en la tierra para ser un árbol que te acoja al inicio de tu vuelo en un territorio iluminado por otro sol más lento
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puedo abrir este texto en medio de la nada y sostener con mis manos cada uno de los labios de la herida y puedo sentarme debajo del silencio para sentir pasar su claridad y vivir de ese silencio varios lustros para estar contigo sin las palabras negras
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pájaros pican en la sangre que no coagula y la traen hasta el nido donde los asesino y extiendo un lienzo en el suelo y coloco sus cadáveres y sobre ellos pongo la ceniza de otro pájaro igual a ellos y de entre el polvo resucita su llanto mudo que cantando entra en mis huesos mas te prefiero te prefiero te prefiero a la precisa perfección de la nada aunque en tu sello con la alianza del ser esté el dolor
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el musgo que engordaba en mi lengua se ha vuelto una culebra y la culebra pájaro y el pájaro una extinción que resquebraja la piel de ceniza para poner en desnudo mi desnudo
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siguen los perros ladrando al otro lado donde el asfalto deja sitio a la vegetación desordenada más allá de la periferia negra pero mis oídos están sordos a la oscuridad pues los duerme tu pequeño ciclón verde
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las arañas atraídas por tu azul cruzan mi piel hacia su naufragio porque no hallan sino la huida de las palabras
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Aparecido en el nº 5 de la revista Paralelo Sur, Barcelona, 2007.

11 de Julio Exponen de Sorolla lo que es, para mí, la explicación a que se malograra su talento, es decir, su éxito. Vienen unos cuadros enormes desde la Hispanic Society. En ellos se ve lo que fue la empresa que se llevó sus últimos años de vida y el tiempo que debía haber dedicado a pintar un desayuno sobre la hierba, o un columpio. Se trata del encargo de un neoyorquino que consistía en ir retratando el tipismo de España durante seis o siete años. Sorolla debió darse cuenta de que algo no encajaba ya que tardó mucho en aceptar el ofrecimiento. Incluso el rey le animaba.
El caso es que los cuadros se ven desatendidos, hasta, algo impensable, con algún defecto de dibujo; composiciones simples, algún rasgo de su genial instinto para la luz, pero defraudan. Son el regionalismo en cuerpo y alma, el genio puesto a los pies de los chato, lo chusco, lo simple. Ni siquiera su familia quería acompañarle en esos viajes a la España profunda.
Dejó Valencia porque sabía que en Madrid era donde podía triunfar pero ese Madrid, desde las más altas instancias, le envió a lo más oscuro de la piel de toro, como si en ella algo sagrado y puro fuera merecedor de ser inmortalizado, digno de su talento. Así otros pintores, seguramente menos dotados, penetraron mucho más en lo que ha acabado por ser la historia del arte.

10 de Julio Como decía ayer, la biblioteca propia me parece una red en la que unos libros están vinculados a otros, con nudos creados a lo largo de los años, como un tejido con menos azar del que parece. Lo perfecto sería que todos estuvieran enlazados, que supieras la cosa de cada uno que te llevó a otro. Es como si entre todos configurasen un carta marina de la superficie que se extendiera por los extremos pero cada vez con menos ampliaciones... Y uno volvería a esa carta y lo que variase es que, a medida que uno envejece, se calase en ella a más profundidad, hacia el fondo.

9 de Julio Al trastear por la casa otro verano más pienso en los libros, en los vínculos que hay entre unos y otros y, por la tarde, se lo digo a Lutero en el sofá de siempre: “Cómo me intriga tu relación con los libros, tu biblioteca en la que por impulsos pasionales adquieres obras completas de equis autores cada poco”.
Sé que él piensa que esa forma de actuar es la correcta, y tal vez lo sea, que si algo merece la pena lo quiere en su totalidad. Primero intento desmontar su teoría de la obra completa argumentando que si él ha comprado la de Juan Ramón hace diez días yo sé que hace nueve vieron la luz dos libros inéditos del vate; uno sumamente erótico anterior a Zenobia que desmiente el perfil asexuado de Jiménez, y otro de aforismos con gran retranca humorística.
Sin duda esa pasión por las obras completas es, como todo, un rasgo de su psique. No sé..., tal vez otra quimera, pensar que todo un hombre puede estar en una compilación cualquiera, o, simplemente, que la literatura no fuera un azar cualquiera, un encontrarse por ahí con las palabras y que unas te presentasen a otras como a gente. Para conocer a un autor hay que intimarle, poco a poco, hallarlo aquí o allí, mal o bien editado, a destiempo o en la moda, con cubiertas bonitas u horribles; no se puede ir así, a bocajarro, y penetrarle.

8 de Julio En el jardín hay una paloma con una pata rota. Está tronchada totalmente. El fino hueso quebrado. Como es un apéndice tan pequeño no pesa nada y la piel sujeta fácilmente esas cuatro líneas que conforman ahora un tridente vuelto al cielo. A la pata coja salta entre las otras pero no consigue acceder a las migas que le echamos. Darío, además, prefiere llevarse las miguitas a su boca en lugar de arrojarlas.
Finalmente la paloma coja emprende el vuelo y se sitúa al otro lado del pequeño estanque donde no hay ninguna otra y nos mira esperando que le demos lo que debe saber que, por caridad, le corresponde. Está un poco más gorda que las otras. No sé si será porque, debido a la cojera, se mueve menos o porque, utilizando su minusvalía para provocar compasión, recibe más alimento de las gentes.

7 de Julio Leo que le conceden el premio Gabarrón a Zizek. Y yo lo Gabarrón no lo entiendo, es como si yo otorgase el premio Bruno Marcos a Mario Vargas Llosa...
El caso es que la reseña del ABC, como todo lo que sale en él, está muy bien escrita, muy completa. Me sorprende que resalten su defensa de la ciudad, cree que en la ciudad nace la filosofía. Poco después, mientras releo algunos libros para un texto sobre una exposición que tengo que redactar, encuentro que Virilio insiste en lo mismo, que él es más un urbanista que un filósofo y que la ciudad es primordial porque la filosofía no ha surgido en los pantanos o en los bosques sino en la ciudad. Por último Lyotard reincide y va más allá con que la filosofía no es que se dé en la ciudad sino que la ciudad es la filosofía.
Con estas insistencias medito un rato y doy con dos cosas: Si me cruzo con Antoine Doinel y su recién nacido tanto por el Barrio Húmedo no es porque, como le digo acusatoriamente, nuestra generación no sepa hacer otra cosa que tomar vinos, sino porque tanto él como yo buscamos la ciudad, la polis, su esencia, el centro, el ágora, la significación, efectivamente, la filosofía.
La otra cosa es que mi anhelo por irme a un paraje ignoto sea un impulso contra la filosofía, una rabieta contra la inutilidad de la ciudad, el ágora, la filosofía, los otros.

6 de Julio He retomado esporádicamente la novela que debía haber terminado de escribir hace más de un año. Estuve escribiendo un pasaje que transcurre en la India y me asombré de que la escritura pudiera presentar algo que difícilmente se plasmaría con imágenes, con cine, por ejemplo. Quizá exista una especificidad de las disciplinas expresivas según lo que se quiera hacer. ¿Cómo explicar a la vez lo que ves, la temperatura, el olor, lo que sientes y lo que piensas y lo que pasa en un lapso determinado tiempo ...?
Esto supondría que no tendrían por qué morir algunas disciplinas.

5 de Julio Al fin mi tía y mi madre dividieron la casa dando fin a un regateo sobre la herencia que ha durado más de treinta años. Mis padres han hecho en su parte algo que es una casa nueva. La magia corrosiva desapareció casi al completo. Ayer, al salir de allí al atardecer, me acordé de todas las cosas que viví yo en la casa vieja... Todas esas huellas de un mundo que se me mostraba tétrico, aburrido y muerto... Herramientas de labranza, yugos, correas de caballos, objetos tirados por la tarima del desván como restos fosilizados de una civilización ya extinguida. Todo descansaba mordido por el óxido. Todo había sido cubierto por el polvo hasta tornarse un paisaje homogéneo, marrón, pardo, mate. Y esa habitación en un sentimiento arqueológico convocaba todo tipo de fantasmas, las personas reales que, en un tiempo que se espesaba en mi mente excitada de niño, hubieran depositado cada cosa en el lugar en el que habría de permanecer tantos años.
Además tenía que convivir con un montón de personas a quienes no conocía pero a quienes debía querer. Muchas veces era obligado compartir la cama con alguien, con el que te tocase. Recuerdo las ocasiones en las que me tocaba con mi tío Paco. Su ritual cotidiano, desembarazarse de la faja que sujetaba su estómago maltrecho por el que varios cirujanos habían transitado y que le había puesto de invalido permanente. De pie, en silencio, con una altura y un físico calcado al John Wayne más afectado se rascaba durante diez, quizá veinte minutos. Yo en la penumbra le observaba hasta que me dormía sin poder ver cómo desaparecían las marcas de su piel.
También, a media noche, me despertaban sus ventosidades, aislada, solitarias, como un grito suicida que su herido vientre mandaba como protesta a la campana celeste que cubría el pueblo.
En términos generales yo detestaba esos pocos días en el pueblo de mi madre, pero, ahora, veo la cantidad de cosas excepcionales que observé, que presencié, aunque parecía que no pasaba nada.
Desde el coche, al salir, pude ver ya muy anciana a una mujer que para mí ya lo era hace treinta años. Tuve la misma sensación de angustia al imaginar su vida en ese rincón del pueblo, día tras día.

4 de Julio Cada vez iba acortando las sesiones de lectura de las memorias de Cansinos Assens para no ver que acabarían como acaban siempre estas historias de literatos.
Resulta que termina el tercer volumen en 1936, justo con la rebelión africana. Antes describe cómo la situación en Madrid era de terror, absurda. Los redactores de los periódicos en los que colaboraba otrora alegres figurantes de los años veinte son al fin trocados en gente atemorizada que guardaban, en el cajón del director, un montón de pistolas.
Al cerrar la última página pienso en todos esos personajes apenas esbozados, gente real de carne y hueso que existió y siento como si muriesen otra vez dentro del libro. Todos ellos tan olvidados, otros ni siquiera conocidos jamás, poetas que cruzaron una vida que a nadie interesa. Sus juergas, sus dislates, ese tal Puche que, ebrio casi todo el día, decía de todo el mundo que debería morirse...
¿A dónde toda esa gente? Como los suspiros de Becquer son aire y van al aire... Qué pensamientos tan antiguos, tan clásicos me invaden... Al fin son personajes y van a una novela...

3 de Julio ¿De dónde ese deseo de huida? Me ofrece su casa de campo mi hermano, nos invita Gustavo a la suya escarpada en medio de ningún sitio pero desearía un más allá. Me da por pensar en la belleza de verdad, poco a poco, desde que dejé de ser adolescente, siendo más y más postergada por cualesquiera suertes de señuelos... Me da por soñar también con una casita en la toscana e irnos a Florencia cada poco, cada tarde...

2 de Julio Como ella va al bufete me paso toda la mañana con el bebé a solas. Le llevo de un lado a otro y su entretenimiento consiste en observarme. Nunca recordará esta época. Estamos viviendo unos momentos que sé anticipadamente que para él no habrán existido. Tal vez sí, en un fondo inconsciente.
Mientras desayuno me observa y hoy le ha dado por fruncir el ceño. Me acuerdo de mi padre, de cómo yo le observaba mientras desayunaba. Su cara surcada por infinitas arrugas, su modo de sorber el café para mezclarlo con el aire y así enfriarlo. Me fijaba incluso en cómo tragaba, cómo se movía la nuez de su cuello, el pelo gris, la cabeza perfilada, sus cejas confluentes en una mirada aún inmersa en el mundo de los sueños. No es que fuera un hombre de otro tiempo lo que tenía ante mí pues incluso ahora es este su tiempo, sino un hombre viejo, dos seres de distinta edad, un hombre y un niño.

1 de Julio Otra crisis del propio diario. En muchas ocasiones uno piensa que ya no sabrá de qué escribir pero pasan dos o tres días y vuelves... Pero la crisis verdadera no viene de ahí sino de una sensación de existencia secreta. Vuelvo a sentir un deseo de ocultarme...

30 de Junio Le pregunto que qué sensación le da últimamente el diario, acaso la de una persona amargada, y contesta que no exactamente, más bien la de una demasiado madura, como un fruto tan hecho que se cae de la rama y se pudre, como algo pocho...

29 de Junio Creo haberte comentado yo que El cielo protector ha sido durante mucho tiempo mi novela favorita. En todo caso, creo que deberías leerla, al menos la primera parte, a propósito de haber descubierto o redescubierto el significado de su título, como comentas en tu diario. Esa idea de que la bóveda del cielo nos protege de un más allá arrasador la tenían también los antiguos mesopotamios, que creían que llovía cuando se abrían grietas en esa cúpula y dejaban salir al océano por ella retenido y que todo lo anegaba y lo disolvía. Es el valor del cielo que tú encuentras entre las tejas algo amenazantes. Pero en esa novela parece que el abismo no sólo está más allá de la bóveda del cielo, sino en el corazón de los protagonistas: es la novela más descarnada y me parece que realista que he leído sobre las pretendidas relaciones de amor entre un hombre y una mujer o entre los hombres en general.
Sí, sí que la he leído y he meditado bastante sobre ella, incluso empecé un articulillo que tal vez ahora retome sobre los viajes y el existencialismo, el caso es que yo sentía mucha repulsión por los personajes de esa novela pero retrata bien lo que era una mirada extraña al mundo. No creo que sea tan buena como tú dices, no me gusta de una manera total porque no tiene la proporción justa de vitalismo para ser real, pero en el fragmento que plasma, abre temas muy profundos, incluso la desconcertante parte del vagar de la chica como esclava del árabe tiene una carga angustiosa.
Yo la segunda parte de la novela no la entiendo o no entiendo bien su relación con la primera o no me parece que esté bien unida una parte con otra, o me parece innecesaria esa parte. Quizá el autor se permitió una liberación de sus fantasías homosexuales después del esfuerzo ascético de la primera parte, pero para mí pierde interés literario porque no veo la trama adecuada.
Sí, si que choca esa huida de la mujer con el árabe que la esclaviza pero luego a mí me parece necesaria, sí que como fantasía pero precisamente para negar ese mundo occidental del que huyen. Si no me equivoco hay una repulsión de ellos hacia sí mismos y por eso se deja hacer lo que sea por el camellero. Además me impresionaron mucho dos pasajes y todos ellos son de extravío, uno al principio cuando él empieza a pasear y se sale a las afueras y todo es extraño y sin anécdota literaria, también cuando ella se extravía al ir al baño del tren y recala en tercera clase y todo es espantoso hasta que se da de bruces con un hombre sin nariz. Creo que plantea huidas geográficas, económicas, sexuales... lo que debió ser la propia vida del autor, ahí arrinconado en Tánger, viviendo, puerta con puerta, con su exmujer que vivía con otra mujer y rodeado de fármaco y drogas.
También me impresionó la descripción de la enfermedad de él, cuando ya está inconsciente define al hombre ya no como hombre sino como una cloaca química, y es cierto cuando estamos enfermos empezamos a dejar de ser nosotros para ser sólo un organismo, una química, es trágico pero a la vez libera un poco del miedo a la muerte porque la persona ya no está ahí...
Sí, me parece también que todo son huidas. También me fijé en ese extravío del principio, pero me acuerdo que también me impresionó la relación en la tienda de campaña mugrienta a la que acaba llegando a las afueras, con una chica jovencita que le va a robar, es todo opresivo. Son huidas, pero metafísicas, como si sólo cupiese huir del horror de uno mismo y de los demás y que lo más espantoso estuviese en el corazón de lo que se pretende más sublime, el amor entre un hombre y una mujer.

28 de Junio Andando por andar el último día aquí nos encaramamos en un montecillo. Viene a ser un jardín muy peculiar que pertenecía a un monasterio que ahora es hotel y restaurante. Precisamente atraídos por este último desembocamos aquí. Unos geranios abren el paseo y luego, a ambos lados de un sendero serpenteante, árboles, follaje y esculturas religiosas mutiladas. Nunca he visto algo parecido: aparecerse un Corazón de Jesús con una mano derrotada entre una verdura tan salvaje.

27 de Junio Todo lo directamente experimentado aquí en el exilio no tiene ya validez. La alegría por dejarlo lo baña de un significado falso y lo redime.

26 de Junio Todo sigue. Hay una gran sensación de consecución, como si lo que tenía que pasar acabase, antes o después, pasando. Es la obviedad, el clasicismo. De pronto todos tenemos hijos, una generación retardada, rezagada en sí misma. Otros, los que fueron menos lentos, ya van por los divorcios.
Yo me fijo por la calle en los demás niños y compruebo que todos hacen las mismas cosas, las mismas monerías, las mismas carantoñas, que terminarán por ser cosas nada sentimentales, por ser pura ciencia perceptiva. Me doy cuenta ya que el mío no es único y pienso en lo mucho que me ha costado entender que yo mismo no era tan especial, que era una repetición más. Muy esporádicamente, por unos segundos, el otro día me asaltó el pánico antiguo aquel que me repetía que un día desapareceré para siempre y, al instante, me contesté: "¿... y quién eres tú para perdurar?".