Bruno Marcos

18 de Junio Es una cosa que han puesto encima de la muralla. Sobre un arco antiguo en un pedestal vacío. Una especie de prisma negro que expele una ventosidad plateada. Es de un escultor ya viejo que dicen alternaba con Felipe González en la Bodeguiya. ¿Cómo serían aquellas veladas con aquel gobierno que el magnífico Gimferrer, cuando lo vio caído, denominó en su largo poema Mascarada como gobierno de ropavejeros, quincallería sevillí...
El efecto es espantoso pues rompe todo el entorno histórico. Casi todo el mundo está en contra de esas mamarrachadas menos el autor, claro está, al que todo le parece mal en el mundo del arte menos lo suyo. No obstante ya se le ingresó un suculento pago a cuenta de las ventosidades y otras piezas que llaman las moscas.
A pocos metros está la tumba simbólica de Genarín, el santo borrachín, a ver si por lo menos su espíritu se aparece y se les orina encima a las ventosidades y a las moscas.

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