Bruno Marcos
30 de Mayo Otra cosa es un diario. Un blog lo leen aunque creas que no. En el del año pasado, aunque nadie llegó a enfadarse, tuve ciertos problemas con las caricaturas. Quizá por eso este es menos gracioso, puede ser que, por eso, aparezca aquí menos el payaso que el esqueleto.
Medito en estos días que no puedo escribir todo lo que quiero, cosas reales de personas reales que serían perfectamente noveleras, y me digo que para eso están lo diarios secretos. Tal vez el próximo año debería iniciar uno así. Sería algo así como un idilio con la verdad que traspasara el tiempo que no poseeré. Un diario que se leería cuando todos estuviéramos muertos.
29 de Mayo Un pope periférico amenaza con querellarse contra el rector de los futuristas utópicos como si fuera él el culpable de que a quien le odia se le caliente la boca con el anonimato.
Qué curioso, siempre me sorprendió ese debate. Yo no tengo queja de esa época por donde andaba el pope mientas yo gozaba de la ciudad de la rana en la calavera. Puede ser que antes no fuera yo tan crítico, quizá tampoco lo sea ahora en verdad. Seguramente veía el mundo como una suerte de escenografía vital cuyas imperfecciones, lejos de cambiar mi vida, le daban un aire pintoresco, caricaturesco, perfecto para lo que yo soñaba que podría constituir mi novela, mi vida, el relato de mi vida.´
Y el caso es que muchos le defienden allí mismo donde él sólo encuentra vejación. Probablemente lo que más le inquieta es que alguien se atreva a opinar sobre él, que pueda ser cuestionado o ensalzado, como si la libertad de opinión sólo afectase a cosas que no son él.
28 de Mayo Aun siendo tan trágico me ha hecho reír mucho: Uno me dice de otro que dice de otro que está más para allá que para acá. Qué maravilla estos dichos castellanos, o no sé si son sólo castellanos, quizá sean universales. El caso es que he pensado enseguida en mi madre que también ha dicho mucho ese dicho y he sopesado que ese otro fuera del mismo pueblo -o cerca- que ella.
Que está más para allá que para acá... con meridiana exactitud lo que se pone de relieve en el dicho es la existencia del límite y que sobre ese límite se puede andar que si para aquí o para allá y que la cuestión es dilucidar si se va ese para un lado o para el otro definitivamente. Lo que me mueve a la risa quizá sea ese tiempo de indecisión proclive a la conjetura, la apuesta o la sorpresa, o ese tránsito como de travestido del que ronda esa línea haciéndose pasar unas veces por una cosa siendo la otra y por la otra siendo la una, cuerdo cuando está loco o loco cuando está cuerdo.
Sería mucho más gracioso esto si no fuera porque este dicho se suele usar siempre para la locura o para la muerte.
27 de Mayo Leo: “Para que un niño tenga los ojos azules han de tener ambos padres escrito en su código genético el azul”. No lo puedo creer, que los ojos azules de Darío no se deban únicamente a los ojos azules de ella. Es una más de las formas en las que el bebé me redime. Me salva ahora de haber sido un niño, un joven, un hombre con unos vulgares ojos castaños.
Resulta pues que yo, por dentro, tengo los ojos azules, que, en algún recodo encriptado de mí, como una piedra preciosa, están mis ojos azules, unos ojos como los suyos, como los de ellos, de ángel.
25 de Mayo Durante mucho tiempo he considerado negativo que fuéramos una repetición, que cumpliésemos un programa existencial, como si esa consideración supusiese una rebelión en sí misma que volviese significativa, distinta, mi existencia y, por ello, digna de ser vivida.
Me parecía que esa diferencia existencial era la única postura intelectualmente aceptable. Llevo, sin embargo, algún tiempo notando que puede ser un error total, que la historia está superpoblada de rebeliones iguales, repetidas, que lo ingenuo era soñarse distinto y que eso sí que podía constituir un prurito falaz.
Y noto que, en cumplir el programa existencial, pudiera lograrse un sentimiento de plenitud inigualable, quizá más que siendo distinto. Es el reverso: ser igual. Y el placer por saberse igual a quien ha exprimido esa igualdad hasta su médula, hasta la última gota de su existencia.
24 de Mayo Otra vez las altísimas nubes bellísimas. Justo por la mañana estuve explicando cómo pintar un cielo y ahora veo cuantas cosas más hay además de mi síntesis.
El caso es que según dejaban caer la pintura, con la escasa saturación de pigmento con la que trabajaban, producía sola las formas de las nubes. Es impresionante darse cuenta de la paridad ontológica que tienen la realidad y la pintura, percatarse de cómo los efectos producidos al arrastrar de una forma u otra una materia sobre una superficie plana pueden crear un espejismo tal que funda otra realidad.
Y que nos planteémos constantemente la muete de la pintura... ¿Acaso será una disciplina que dejará de practicarse, una cosa sólo del pasado? ¿Sería tan absurdo como dejar de hacer música? O ¿es otra cosa la pintura?¿Qué cosa será la pintura? Es cierto que el cine, la fotografía vinieron a asesinarla pero...
Y esto me lo pregunto yo, que, ni corto ni perezoso, escribí un libro titulado La muerte del Arte...
23 de Mayo Con tanto paseo me acuerdo del pobre Rimbaud. ¡Ay que ver! Ahora ya no es para mí el maldito, irreverente, el genio nuevo, el alquimista del verbo que, bajando una temporada al infierno a través de la poesía, va y abandona.
Llevo años buscando en él la respuesta a mi deseo constante por dejar el arte, a su merdé pour la poésie, y voy ahora y sólo pienso en él como un caminante infatigable. Dicen que se iba a pie de un país a otro cuando se le cruzaba el cable.
22 de Mayo Volví solo con Darío hasta el río. Siempre que puedo me acerco a él. Esperaba enseñarle los patos del otro día y yo mismo solazarme en la contemplación de su vida tan fácil. No reparé en lo nublado que estaba el día y al llegar me encontré un río distinto. Nada quedaba de ese rincón idílico que la luz del ocaso doraba lentamente donde los patos multicolores disfrutaban. Allí donde se podía ver el fondo de rocas planas ahora sólo había corriente enlodazada. Pensé que ese rincón del río debía tener mil años, que siempre allí los patos habrían habitado generación tras generación, porque era puramente la belleza.
En la orilla, hoy, asomaba la mitad de una bicicleta antigua mimetizada con el barro. Un carro de la compra igualmente emponzoñado, volcado y fenecido. Y el barro que traía el agua parecía un rastro de sangre como si, más arriba, con la lluvias torrenciales, algo hubiera muerto. quizá otro paraíso de patos.
El río es una realidad cambiante, no me acordaba de Heráclito. Di por muerta esa visión. Pero luego medité. Lo mismo que el lodo vuelve, cuando el caudal baje, el rincón paradisíaco ha de volver.
21 de Mayo Para entregar a la imprenta el diario del año pasado lo releo y lo releo. ¡Qué inmediato me pareció entonces y ya es pasado!¡Qué distancia en tan poco tiempo!
No es ya el estilo ni lo literario sino el verse que uno ya no es uno, que cada vez lo es menos y en menos tiempo, que todo pesar o legría pasan velozmente.
Sólo después de mucho leerlo me meto en el que era y disfruto.
20 de Mayo Vamos a comer a Ezcaray. Unas nubes grises se han quedado prendidas de sus riscos. A la entrada hay una montaña cortada en horizontal como una terraza caprichosa en la que se clavan las borrascas.
Hasta que no estoy otra vez en casa no me acuerdo de que era la ciudad natal de Armando Buscarini, y la localidad mortal -creo- donde pereció en su manicomio o en el de Logroño.
El niño poeta bohemio. Por lo que cuentan una de las sombras más tétricas de la bohemia de principios del XX. Amenazaba a los hermanos Quintero con aparecer colgado y cadáver del árbol de enfrente de su casa si no le daban algo de dinero.
Pienso ahora en qué calle sería la que le han dedicado, si por azar, entre la cháchara de los amigos, pasamos por ella sin saberlo. Supongo que, aunque sea inconscientemente, le dedican la calle no por buen poeta sino por personaje que quiso ser poeta y que algún otro poeta, mejor que él, -pobre Buscarini- retrató.
19 de Mayo Le pregunto si se ha parado a pensar en que el próximo año el resultado que dé a ecuaciones y loragitmos resulte ser tan burdo como el de sus antiguos trabajos artísticos.
A lo que me responde: "Es posible, pero lo que sí conseguiré con toda seguridad será deshacerme de ciertos profesores que se creen con el derecho a dirigirse a mí con sarcasmo".
18 de Mayo Un tal Bastardo suministra a todos los centros de la comunidad una historia del arte contemporáneo de nuestra comunidad. Al pésimo diseño gráfico se le suma lo horrible de las fotografías, mal impresas, mal sacadas, diminutas...
La falta de didactismo es lo de menos cuando leyendo al tuntún encuentras faltas de ortografía elemental.
En una entrevista a volapié el tal Bastardo es reprendido por el entrevistado que se ve obligado a exigirle no confundir realismo con figuración.
La historia del arte contemporáneo de nuestra comunidad es tétrica pero encargando a estos individuos su puesta a punto podremos alcanzar las más altas cotas del patetismo.
17 de Abril Es extraño cómo crece en uno la indiferencia a todo. Sólo cuando un hombre llega a una edad determinada puede entender lo que es el escepticismo o la ironía. La pasión va dejando sitio a un hedonismo rutinario.
Si ya no me importa tanto ser un poeta o un artista por qué a veces me invade una sensación tan grande de fracaso, incluso de fracaso anticipado... Acaso porque en esos momentos piense desde el que era, desde el que ya casi no soy... Desde el que soñó ser un poeta o un artista sin saber muy bien lo era ser un artista o un poeta... O tal vez es que ya me curé de lo que me quería curar con el arte o la poesía...
Si apenas trabajo en otra cosa ya que en escribir diarios...
15 de Mayo Le debo una novela al mundo y ya se me ha ocurrido otra. Trataría del fracaso como destino solamente redimido por la amistad. Todos los seres creativos que el mundo jamás recordará. Un desfile de bohemios. De género policíaco. Sólo el género policiaco puede recuperar la memoria de lo olvidado.
14 de Mayo Sufragio y misterio. Con ritual exactitud somos concitados a las urnas. Dicen las encuestas que nada cambiará en nuestra ciudad, tampoco en la comunidad. Y es que es tan difícil sustraerse a la ensoñación que ese gran gestor de la ansiedad que fuera el felipismo puso en órbita, aquella que nos exhortaba, mediante nítido eslogan, al cambio, como si cambiar fuera posible, como si un acelerador histórico pudiera ser aplicado sobre la putrefacción cotidiana.
No hace mucho leía unas notas del bueno de Beuys, una entrevista, en la que le recordaban que pretendió liderar a los animales, el jefe. ¿Por qué no?
No por nada los clásicos como Platón aborrecían tanto la democracia. También es cierto que estuvieran dolidos porque la mayoría, por votos, - no sé, 400 a muerte contra 300 a vida, o así- decidió ajusticiar al sabio Sócrates. Lo que me sorprende es que se lo tomaran tan en serio como para matarle con la aquiescencia de la mayoría, pues es muy cierto que los hombres maduros ya se venían riendo de él bastante porque consideraban que filosofar era cosa de muchachos, de jovenzuelos.
Uno no sabe nada ante el sufragio, todo es misterio, lo que hay al otro lado del voto: lo mismo, la nada...
Si todo el espectáculo tétrico de los tránsfugas cazurros, el indigno declive del regidor aferrado al último mástil podrido... no dan motivos para el cambio ante el pálpito de inepcia del relevo por qué no pensar, no ya como Beuys, en liderar a los animales, sino en que los animales nos lideren a nosotros, en vista de que parece imposible la prédica del ancho de hombros: “Que gobiernen los filósofos o que los gobernantes se hagan filósofos”.
13 de Mayo Alguien conocido me conducía por una calle tortuosa. En una minúscula plaza me esperaban. De noche. Eran seis o siete momias puestas de pie, apuntaladas, como de tierra. Sostenían apuntes de su propia ropa: Una pajarita, el trozo de una pechera blanca... Con un porte tétrico y digno me rodeaban aquellos caballeros desenterrados. En un momento dado uno me tocó en la espalda desprendiéndose de su mano un reguero de tierra. Huí. Toda la calle se asemejaba a la de Matasiete. Adelante y atrás sin salir de ella. Otro, un amigo mío de cuando niño, me hizo mirar por una ventana sin cristal, inclinada con el muro mismo en que se hallaba pendiente del aire. Detrás una ruina colosal, una montaña de escombros de lo que habría sido una ciudad inmensa.
Para salir del sueño huve que cruzar otra vez la de Matasiete, esta vez entre adolescentes que se golpeaban sin parar esquivando los impactos.
Los tres tomos de la memorias de Cansinos Assens, con su desfile de personajes ya difuntos, me pasan factura por el inconsciente.
12 de Mayo Impresiona hoy el apunte literario de Millás a una fotografía. Se trata de la muerte de un joven camionero de 23 años. Al morir, junto a un pilar de hormigón que sujetara el puente desde el que había caído, le dijo al héroe que le sacó del fuego sus últimas palabras: “Me muero. Quiero ir a dar un paseo”.
11 de Mayo En una plaza geométrica levanta su escueta escenografía un titiritero checo. Solamente ocurren gritos inconexos y los muñecos duermen todo el rato colgados de una percha a ambos lados de un engendro oxidado que asemeja la síntesis de un castillo.
Casi al irnos desesperados por el caos encuentro al titiritero igual que el de r. pero en rubio. A pocos pasos, mucho más interesante, está su camioneta toda ella pintada como al óleo. Por un lado y por el otro plasma sendas escenas nocturnas con un teatrito al que distintos personajes acuden con las sillas traídas de sus casas. Entre todo hay algunos personajes fantásticos que bien aparecen desnudos o con alas o con ambas cosas. Lo más curioso es que el artista anónimo ha conseguido unir sin transición perceptible el interior de un teatro, la ciudad y la naturaleza.
Nos alejamos de la furgoneta hacia el río y recorriendo el paseo a un pie del agua llegamos al linde de la canalización y, de pronto, allí se muestra un cauce boscoso, con enormes árboles que se arquean sobre el agua hasta casi crear una sombra absoluta. Al fondo, donde casi no llega la vista, algunas figuras se están subiendo en una barca y aquí, en un recodo central, iluminado por el declinante sol de la tarde un grupo de patos se solaza. Blancos o multicolores, grandes y pequeños, al menos un quince patos nadan. El sol penetra en ese agua de poca profundidad y deja ver el fondo rocoso. Me embobo en este apunte de naturaleza, yo que no sé ni el nombre de tres pájaros, ni de cuatro árboles, y pienso que cuando ellos están aquí conmigo, en este destierro, estoy mejor que en casa, anónimo, sin amigos, sin familia, sin pasado, nuevo.
9 de Mayo De alguna forma les envidio. Me cruzo con ellos, dos o tres hombres que hablan en una lengua ininteligible, de edades dispares, de estilos distintos, incluso, a veces, de rasgos raciales distintos. Pero sobre todo de edades en las cuales rara vez ves a un hombre con sus amigos. Son emigrantes. Sobre ellos sobrevuela un aire de exotismo y de cansancio, de trabajo duro y de dintancia, de soledad ajetreada; pero esa hermandad, esa necesidad de agruparse como en la adolescencia les redime de alguna manera.
8 de Mayo Nos interrumpen las clases para que, por obligación, asistamos a una conferencia sobre los sefardíes. Una mujer que ya pisa el umbral de la ancianidad, venida de Tel Aviv, vestida en una gama de grises y coronada por un largo mechón de canas, narra como emigraron los antepasados de su raza. Sólo se acompaña de un triste y desteñido mapa escolar de Europa donde apenas se ven el norte de África e Israel.
Le comento, en voz baja, a mi compañero que muy bien se están portando para lo que va siendo la cosa y él me responde que, casi todos, estarán desconectados. Medito en las tantísimas veces que he usado yo esa técnica, esa huida hacia un lugar mental inconcreto, y que, curiosamente, ahora casi no practico, que quizás en eso también he madurado, desde que me tocó ser estos años pasado, por ser el docente más joven, secretario de una comisión, viéndome obligado a atender a la rudeza de lo real para levantar acta. Por momentos me doy así cuenta de que la gente no es tan estúpida como creía, que todos somos seres humanos y, aunque no sean artistas o escritores, piensan o sienten. ¡Dios mío...! ¡Cómo estoy madurando al cruzar el friso de mi trigésimo sexto año de vida!
El caso es que los alumnos aplauden cinco minutos antes de que la señora judía concluya no sé si por la ganas de irse o por mera confusión. No tiene el detalle de ser virulenta, demonizar a los reyes católicos, ni siquiera de impresionarnos sacando la llave de hierro de la casa de la que les desposeyeron a su anteriores nuestros anteriores.
Resulta que de aquí, de esta pequeña ciudad, era el mayor estudioso hispano de los sefardíes y, por algún rincón, apilado en cajas, está su legado, la más grande biblioteca de ese tema.
7 de Mayo De un tiempo a esta parte mi mirada se acorta. Desde hace más de un año mi angustiosa proyección infinita no recorre imaginando el mundo desolado después de mil años de nuestra muerte, ni siquiera repasa con la vista la biblioteca o la plaza pensando: “Todos muertos”. Es como si mi yo se acortase, se fuera achatando hasta encajar en mí mismo: “Esto me pasa hoy y mañana ya veremos...”
Y eso debe ser una fuerza para vivir vital, feliz..., como aquellos que perdiendo parte del cerebro consiguen una memoria prodigiosa... Quizá sea eso lo propio de nosotros, no darle demasiadas vueltas a las cosas, distraerse... quizá ya haya sido así yo a ratos...
No obstante la pregunta que me hago ahora es: “¿Hasta cuándo?”
6 de Mayo En algún sitio de los Balcanes una muchacha salía todas las mañanas a comprar el pan y un francotirador, apostado en los edificios de enfrente, se dedicaba de disparar contra ella errando siempre para protegerla de los balazos de los otros tiradores. Al final de la guerra se casaron.
Muy bonito pero, ¿por qué se exponía a morir la chica tan sólo por adquirir una barra de pan? ¿no estaría el francotirador obligado a asesinar y asesinaría a muchos de los vecinos de la muchacha?
5 de Mayo Por más que uno se vaya al destierro los chismes le persiguen... Si a mí me parece perfecto que el angelical pintor, que nos reveló la capacidad expresiva de los tejidos industriales suministrados en exactos decímetros cuadrados, se pasee por ahí con un bolso de mujer de una famosa marca que le ha fichado...
4 de Mayo Si me hubieran dicho que aquel hombre era un actor interpretando a un conferenciante lo habría creído a pies juntillas. Jamás había escuchado una conferencia susurrada, acaramelada, carantoñeada. Aquel orador poseía un abanico tal de cucamonas que su actuación superaba con creces lo que nos merecíamos aquellos quince despistados en esta primavera del destierro.
El muy insensato se internó por lo más sagrado y si no fuera porque, al final, su tesis iba a coincidir de pleno con la que yo esbocé en La fiesta del fin del mundo le habría tenido por majadero. Repitió hasta la saciedad que vivíamos como si no supiéramos que íbamos a morir, como adolescentes eternos, y citó a Jung para aclarar que todos los graves problemas vienen de un mal planteamiento y una pésima gestión del asunto de la muerte.
Ya, pero ¿cómo se puede plantear bien, gestionar óptimamente, semejante asunto?
3 de Mayo Leo en la prensa que se da un simposio sobre poesía en una localidad cercana y observo, en la fotografía, que el organizador ha invitado a un poeta al que intentó suplantar en mi presencia.
No es cuestión de que yo quiera recordar a perpetuidad aquella entrevista de la que le concedo, en la distancia temporal, el derecho al cambio o evolución, pero es que fue tan insólito su comportamiento:
No contento con leernos poemas de un conocido cantautor cubano como suyos va y nos anuncia que había empezado a firmar sus poemarios con un pseudónimo que resultaba ser el nombre de este poeta que ahora traía. ¿Cómo habrá sido el encuentro entre este poeta con el poeta al que quiso suplantar –al menos esa tarde-?
1 de Mayo En un grabado de Cornelius Cort aparece comprimida lo que habría de ser, en el siglo XVI, una academia de Bellas Artes. Al fondo un hombre pinta en un mural el bosque de una batalla con lanceros y caballos compungidos. En el centro una escultura de tema mitológico sujeta otra escultura más pequeña y, a su diestra, un salvaje de luengas barbas y melenas, desnudo y por el suelo, deja derramarse un líquido de un ánfora. A la izquierda un señor con anteojos disecciona un cuerpo desollado que, en postura amanerada, muestra los músculos de su anatomía. Justo debajo de este un esqueleto pende de una cuerda. Uno retoca los cascos de la escultura de un caballo, otro talla la madera de un grabado y uno más frunce el ceño mientras sostiene el compás abierto. Los dibujantes, un tanto desproporcionados, se meten por los huecos para copiar los modelos. ¿Cabe una escena más deliciosa? ¿Un visión más completa de la existencia humana?
29 de Abril Presenta Melón una película en los próximos días. Se debe tratar de la intrahistoria de un boxeador superplumísimo. Creo que debe ser exactamente uno al que le pegaban unas palizas increíbles, cuando salía por la noche, energúmenos que querían presumir de haber golpeado a un campeón olímpico.
Me recuerda a aquella historia que me contaron en Asturias de un aborigen que, puesto un pie en Hollywood, al entrar en el primer bar creyó reconocer a John Wayne y se lío a puñetazos con él.
El caso es que el boxeador del tamaño de un canario me parece que es uno de dos hermanos casi gemelos con los que a veces coincidíamos de niños camino del colegio. Ya entonces los dos juntos no tenían ni media bofetada y eran sumamente irritantes.
Melón, en su más puro estilo, trufa y cuaja la nota de prensa de las más insólitas faltas de ortografía.
28 de Abril Llego al monstruo ya al final de la mañana. Llevan todos cuatro horas enredando. El monstruo es como el mundo, funciona al margen de nosotros. ¡Qué absurdas las manías persecutorias o las sublimaciones del yo! No hay más que mirar al mundo levantarse una mañana en una ciudad desconocida para ver lo tonto de todo narcisismo.
26 de Abril O, por ejemplo, que Dios se apareciera finalmente y de forma irrefutable demostrase ser Dios... Bibliotecas mayores que la que se perdió en Alejandría se irían al cubo de la basura...
Pero no hace falta tanto, tan sólo con que una pequeña cosa que nos parece hoy inamovible se moviera todo lo demás quedaría fuera de juego...
25 de Abril Bastaría con un cambio único en algún principio filosófico, o alguna revelación científica o metafísica para llevar al traste siglos, milenios de obras maestras, sistemas filosóficos, novelas, cuadros que plasman la esencia del ser humano... Por ejemplo que, realmente, la depresión se deba a falta de emanaciones químicas en el cerebro, ¿se irían al absurdo con eso la melancolía, la tristeza, tantas cosas esenciales del gran arte..., es posible que seamos pura química?
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